El albinismo en África
El albinismo es una rara condición genética caracterizada por la ausencia congénita de pigmentación de ojos, piel y pelo en humanos y animales. Es hereditario y aparece con la combinación de dos portadores del gen recesivo.
Aunque pueden presentar problemas serios de visión y la piel blanca de los que lo de padecen debe protegerse de la luz solar para evitar quemaduras o desarrollar algún tipo de cáncer de piel, en líneas generales, los albinos pueden llevar una vida normal.
Pero hay ciertos lugares en los que ser albino puede costarte la vida, una historia de ignorancia, increíbles supersticiones y prejuicios sociales, han convertido a los albinos de África en víctimas de asesinatos, rituales de magia y comercio de cuerpos.
Como un punto blanco sobre un fondo oscuro, el albino africano destaca entre la población. Vivos son repudiados y considerados malditos; muertos en cambio valen su peso en oro.
Son un tabú y una maldición para las familias que los dan a luz. Socialmente se les considera menos que humanos, y son llamados hijos del diablo, “zeru-zeru” o fantasmas.
Según ciertas supersticiones africanas, estos “fantasmas” son gafes en vida y personas malditas; pero su cuerpo muerto atrae la buena suerte y es un poderoso talismán capaz de evitar la muerte. Por ello en zonas rurales de Tanzania es frecuente el asesinato de albinos para comerciar con partes de sus cuerpos, manos, dedos, órganos sexuales, lenguas, pelo y piel para elaborar conjuros y elixires.
En los últimos meses docenas de ellos han sido asesinados y partes de sus cuerpos acaban en un macabro contrabando alimentado por el fetichismo y la superstición.
Tanzania posee una concentración de albinos 15 veces superior al promedio mundial, 270.000 albinos aproximadamente. Los científicos no han podido dar una explicación certera del porqué, pero parece que hay al menos un par de razones para este fenómeno.
En primer lugar, existe el efecto “fundadores”. Los científicos creen que Tanzania y África Oriental puede ser la cuna de la mutación genética que crea el albinismo.
En segundo lugar, los albinos son tratados como parias de la sociedad, y debido a la discriminación y la exclusión social, las personas con albinismo tienden a casarse entre sí, lo que aumenta la probabilidad del albinismo como herencia. Marginando, castigando y hacinando a personas por culpa de un incomprensible racismo por falta de melanina en la piel, una discriminación injusta y poco racional.
A pesar de que los asesinatos de albinos se presentan en una docena de países africanos, desde Sudáfrica a Kenia, son mucho más frecuentes y violentos en Tanzania. Más de 100 albinos fueron atacados violentamente en el país en los últimos años, 71 personas murieron y 31 escaparon, aunque la mayoría resultaron mutilados de un modo u otro.
Los ataques son tan descarados que el gobierno abrió escuelas internas para que los niños albinos pudieran vivir protegidos dentro de los recintos. Pero nadie es capaz de proteger a los albinos adultos, los cuales son cazados como animales.
En el ambiente tan hostil de África, son obligados a trabajar bajo las duras condiciones del Sol, llegando irremediablemente a enfermar de cáncer de piel.
Su piel y sus ojos son particularmente sensibles a la luz ultravioleta, y el duro Sol africano provoca que casi el 60% de ellos se queden sin visión entre los 16 a 18 años, y que en el mismo porcentaje desarrollen algún tipo de cáncer de piel antes de los 30.
Aunque pueden presentar problemas serios de visión y la piel blanca de los que lo de padecen debe protegerse de la luz solar para evitar quemaduras o desarrollar algún tipo de cáncer de piel, en líneas generales, los albinos pueden llevar una vida normal.
Pero hay ciertos lugares en los que ser albino puede costarte la vida, una historia de ignorancia, increíbles supersticiones y prejuicios sociales, han convertido a los albinos de África en víctimas de asesinatos, rituales de magia y comercio de cuerpos.
Como un punto blanco sobre un fondo oscuro, el albino africano destaca entre la población. Vivos son repudiados y considerados malditos; muertos en cambio valen su peso en oro.
Son un tabú y una maldición para las familias que los dan a luz. Socialmente se les considera menos que humanos, y son llamados hijos del diablo, “zeru-zeru” o fantasmas.
Según ciertas supersticiones africanas, estos “fantasmas” son gafes en vida y personas malditas; pero su cuerpo muerto atrae la buena suerte y es un poderoso talismán capaz de evitar la muerte. Por ello en zonas rurales de Tanzania es frecuente el asesinato de albinos para comerciar con partes de sus cuerpos, manos, dedos, órganos sexuales, lenguas, pelo y piel para elaborar conjuros y elixires.
En los últimos meses docenas de ellos han sido asesinados y partes de sus cuerpos acaban en un macabro contrabando alimentado por el fetichismo y la superstición.
Tanzania posee una concentración de albinos 15 veces superior al promedio mundial, 270.000 albinos aproximadamente. Los científicos no han podido dar una explicación certera del porqué, pero parece que hay al menos un par de razones para este fenómeno.
En primer lugar, existe el efecto “fundadores”. Los científicos creen que Tanzania y África Oriental puede ser la cuna de la mutación genética que crea el albinismo.
En segundo lugar, los albinos son tratados como parias de la sociedad, y debido a la discriminación y la exclusión social, las personas con albinismo tienden a casarse entre sí, lo que aumenta la probabilidad del albinismo como herencia. Marginando, castigando y hacinando a personas por culpa de un incomprensible racismo por falta de melanina en la piel, una discriminación injusta y poco racional.
A pesar de que los asesinatos de albinos se presentan en una docena de países africanos, desde Sudáfrica a Kenia, son mucho más frecuentes y violentos en Tanzania. Más de 100 albinos fueron atacados violentamente en el país en los últimos años, 71 personas murieron y 31 escaparon, aunque la mayoría resultaron mutilados de un modo u otro.
Los ataques son tan descarados que el gobierno abrió escuelas internas para que los niños albinos pudieran vivir protegidos dentro de los recintos. Pero nadie es capaz de proteger a los albinos adultos, los cuales son cazados como animales.
En el ambiente tan hostil de África, son obligados a trabajar bajo las duras condiciones del Sol, llegando irremediablemente a enfermar de cáncer de piel.
Su piel y sus ojos son particularmente sensibles a la luz ultravioleta, y el duro Sol africano provoca que casi el 60% de ellos se queden sin visión entre los 16 a 18 años, y que en el mismo porcentaje desarrollen algún tipo de cáncer de piel antes de los 30.